Serie histórica – Niños Soldados del Paraguay
El caso de Vargas Areco es significativo a la hora de ilustrar una práctica que fue habitual en las Fuerzas Armadas de Paraguay: el reclutamiento forzado de niños y los malos tratos a los que se les sometía. Esta práctica radicaba en una cultura militarista que valoraba la figura militar como una de suma autoridad y masculinidad, al igual que en el estado de vulnerabilidad socioeconómica, pobreza e inequidad, en la que se encontraban muchas de las familias que enviaban sus hijos a los cuarteles para que recibieran alimentación, educación, asistencia de salud y un ingreso económico, en un futuro, que permitiría colaborar con el sustento familiar.
El soldado Gerardo Vargas Areco fue asesinado por un suboficial del ejército paraguayo cuando tenía 15 años. Fue arrestado por no regresar a tiempo a la base militar de Villarica, tras un permiso de cinco días con su familia durante la Navidad y al intentar escapar del arresto fue disparado por el suboficial. Al día siguiente, la familia fue avisada de la muerte de Gerardo. Ordenaron a los padres que no abrieran el ataúd donde yacía su hijo pero desobedecieron encontrando el cuerpo de Gerardo con múltiples lesiones por tortura y un disparo de arma de fuego en la espalda, según certificaría un médico posteriormente.