Política migratoria en Estados Unidos: un boletín para organizaciones mesoamericanas – HITOS 2019
- La implementación de la política ‘Quédate en México’ o ‘MPP’ en la frontera entre Estados Unidos y México
- Los acuerdos de Tercer País Seguro suscritos entre Estados Unidos y Guatemala, Honduras y El Salvador
- El nuevo reglamento estadounidense limitó la elegibilidad para asilo con base en tránsito por otros países
- Numerosas propuestas buscan ampliar las categorías de personas a quienes se puede denegar la entrada a Estados Unidos
1. Estados Unidos y México implementaron la política MPP, que obliga a las personas que solicitan asilo en Estados Unidos a esperar en México
Tras el anuncio oficial en los últimos días de 2018, el mes de enero de 2019 vio el lanzamiento de los “Protocolos para Protección de los Migrantes”, una política también conocida como MPP, por sus siglas en inglés, o, más comúnmente, como “Quédate en México”. De acuerdo con la política, las personas que llegan a los Estados Unidos para solicitar asilo en ese país pueden ser devueltos a México, donde deben permanecen por la duración de la tramitación de sus solicitudes.
Múltiples organizaciones estadounidenses plantearon litigios contra la política y lograron una medida preliminar de suspensión provisional en abril de 2019. No obstante, en mayo de 2019 fue levantada por la Corte de Apelaciones, permitiendo que la aplicación de la política se mantenga mientras continua el litigio del fondo de la demanda. En la decisión se enfatizó que la probabilidad de que las personas solicitantes sufriesen daño en México sería reducida por el compromiso que había asumido el gobierno mexicano de respetar sus obligaciones en materia de derecho internacional. El litigio sobre el fondo avanzó durante 2019, pero todavía no hay una decisión de primera instancia. En paralelo, las organizaciones demandantes han planteado nuevamente su solicitud para una suspensión provisional, pero, al finalizar el año, todavía no había una decisión judicial al respecto.
Mientras avanza el litigio de fondo, en el cual las organizaciones demandantes han argumentado que la política viola el principio de no devolución y no ofrece garantías procesales suficientes para proteger a quienes enfrentan un riesgo de persecución en México, la implementación de la política ha proliferado. La ‘Declaración Conjunta’ firmada en junio de 2019 entre Estados Unidos y México expandió la implementación a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, además de sentar las bases para el despliegue de la Guardia Nacional con el fin de “reducir la migración irregular”.
Con la implementación del MPP, las personas que llegan a la frontera sur de Estados Unidos y presentan una solicitud de asilo en ese país son registradas y devueltas a México con instrucciones de volver para su audiencia en una fecha posterior. Si la persona expresa miedo de ser devuelta a México, se debe de realizar una entrevista de no devolución para determinar si hay más de 50% probabilidad de que enfrentaría persecución en México.
Organizaciones de la sociedad civil han documentado numerosas irregularidades en este proceso, desde la práctica de ‘metering’ que impide la presentación de la solicitud, hasta violaciones de debido proceso y el uso de cuotas en el marco de las entrevistas de no devolución. Además hay amplia evidencia de los riesgos que enfrentan las personas solicitantes en México, desde ataques violentos, secuestros, extorsión, además de la falta de albergue, alimentación adecuada, agua potable y condiciones para higiene. Muchas personas terminan esperando meses en México mientras tramitan sus solicitudes en Estados Unidos. Asimismo, algunas organizaciones han denunciado que México traslada estas personas a la frontera sur de ese país, cerca de la frontera de Guatemala, imposibilitando su participación en la tramitación de su caso en Estados Unidos.
A un año del programa, el gobierno estadounidense había enviado y México había recibido cerca de 60 mil personas solicitantes de asilo para esperar la tramitación de sus solicitudes por parte del sistema estadounidense. A pesar de que, en este mismo periodo, más de 7.000 personas solicitantes habían expresado temor de ser devueltos a México, se ha permitido a menos de 1.000 personas permanecer en Estados Unidos mientras se tramitan sus solicitudes.
2. Acuerdos bilaterales de Estados Unidos con Guatemala, Honduras y El Salvador se vuelven acuerdos de tercer país seguro con Reglamento de implementación
El año 2019 empezó con una enorme presión por parte de Estados Unidos hacia los países de la región para que tomasen medidas para contener la migración hacia el norte que, posteriormente, llevó a la firma de tres ‘acuerdos de cooperación en asilo’, o ACAs por sus siglas en inglés, entre Estados Unidos y los países del norte de Centroamérica. El 26 de julio, se firmó el ACA con Guatemala, mientras que el 20 de septiembre fue suscrito el acuerdo con El Salvador y el 26 de este mismo mes, con Honduras.
Estos acuerdos generales permitirían que Estados Unidos enviara a personas solicitantes de asilo que lleguen a la frontera estadounidense a los tres países firmantes, para que estas acudan al sistema de protección internacional disponible en ese país. Solo las personas menores de edad no acompañadas y aquellas personas que poseen un visado para entrar en Estados Unidos estarían excluidas de la aplicación del ACA. Adicionalmente, ningún acuerdo sería aplicado a personas nacionales del país que lo firma (por ejemplo, personas guatemaltecas no puede ser sujetas del ACA con Guatemala, pero si a los ACA con Honduras y El Salvador).
Aunque durante los primeros meses tras la firma de los acuerdos solo existían versiones filtradas de los textos, en noviembre de 2019, Estados Unidos publicó el ACA con Guatemala en su boletín oficial en el marco de un reglamento que implementara los ACA como parte de la política migratoria estadounidense. Este acuerdo establece que entrará en vigor cuando cada parte haya cumplido con los procedimientos legales necesarios a nivel interno para que el acuerdo entre en vigencia. Sin embargo, el acuerdo se empezó a implementar en Guatemala en noviembre, a pesar de que la Corte de Constitucionalidad guatemalteca había otorgado amparo provisional antes de la firma del acuerdo, basado en la potestad del poder legislativo de aprobar arreglos internacionales que implicaran obligaciones para el Estado. Aunque el amparo provisional fue revocado en septiembre de 2019 por haberse quedado sin materia tras la firma, la Corte volvió a enfatizar la necesidad de que el acuerdo pase por el Congreso antes de que pudiese cobrar vigencia.
Múltiples personas que llegaron a la frontera de Estados Unidos para solicitar asilo en ese país fueron trasladadas a Guatemala en el último mes del año. Al cerrar el 2019, se inició a implementar el ACA entre Estados Unidos y Guatemala, y existían reportes de que pronto iniciaría la implementación del ACA con Honduras.