Angela Vorpahl sobre la Beca de Derechos Humanos Norma Vorpahl
Mi abuela, Norma Vorpahl (o «Mema», como la conocían sus 19 nietos, 11 bisnietos y 25 sobrinos y sobrinas), fue la piedra angular de la familia Vorpahl. Una amante, una luchadora y una genial jugadora de cartas. Mema creó un rincón del mundo lleno de risas y comida reconfortante que podría curar cualquier dolor que la vida nos trajera.
Cuando Mema falleció, dejó una familia que encarnaba cada centímetro de su amor y bondad.
Tal como lo hubiera hecho el destino, me llevé ese amor de Mema a una comunidad inesperada y fue totalmente correspondido en Buenos Aires, Argentina. A lo largo de mi vida, la idea de «devolver» siempre se sintió como una de las tareas ineludibles de la lista divina que había heredado, pero a medida que pasaban los años, me di cuenta que necesitaba una motivación más personal, una causa en la que realmente me sentiera conectada y en la que mi presencia tuviera un verdadero efecto dominó.
No fue hasta que crucé las puertas de CEJIL que encontré esa causa.
Nunca me había asombrado tanto el entusiasmo, el talento y la energía incansable que presencié en los talentosos abogados y activistas de derechos humanos con los que tuve el placer de trabajar en CEJIL. Inmediatamente me resultó obvio que esta búsqueda era algo de lo que quería ser parte.
Muchos de nosotros nos convertimos en abogados porque queremos ayudar a la gente, tan simple como eso. Cuando comenzamos, generalmente no sabemos exactamente qué significa eso o cómo se ve, pero el deseo está ahí. Sin embargo, a lo largo del camino, muchos factores cambian nuestra trayectoria: el costo astronómico de una licenciatura en derecho, el número limitado de puestos en el sector de interés público y la elección mucho más «racional» de un camino en el sector privado.
Con esta beca, espero ayudar a cerrar la brecha entre el sueño de tantos abogados jóvenes de trabajar en la comunidad de derechos humanos y la necesidad desesperada de innumerables víctimas de que abogados apasionados luchen por ellos. No podía imaginar una misión más merecedora o una organización más digna para llevarla a cabo.
Gracias Mema, por darme la oportunidad de encontrar esta increíble causa y avanzar en su propósito de esta pequeña manera. Que tu amor y tu fuego por la vida perduren por siempre.